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De lo que entiende el amor

Las redes sociales están que arden. Se ha viralizado un vídeo en el que una pareja muestra su cariño y afecto...En principio no es nada fuera de lo común, la mayoría de las parejas muestran lo mucho que se quieren por las redes sociales. Entonces, ¿dónde está el problema? En que ella tiene un cuerpo no normativo y, en cambio, su pareja, sí. No es nada nuevo que existan personas que no aceptan a otras y que no las dejan vivir sólo por no tener un cuerpo delgado, pero va siendo hora de que ese tipo de pensamiento desaparezca. Con todo eso entramos en el tema de la gordofobia, cuando una persona simplemente por tener el cuerpo que tiene recibe burlas y mensajes de odio, lo que hizo que mi cerebro hiciera "click" y recordara la vivencia más cercana que he tenido. Soy una chica que está gorda, que se ha pasado toda la vida haciendo dietas imposibles con tal de que la barriga disminuyera de volumen. Después de hartarme, comprendí que si no podía cambiar mi cuerpo, tenía que amarlo.

Los cuentos

 Fanática de inventar escenarios y personajes en su cabeza, recopilaba pequeños cuentos en su desgastado cuaderno, esperando algún día, salir a la luz. Le gustaba imaginarse narrándoselos a los niños antes de dormir, sobrinos, hermanos...Pero en el momento de empezar a hablar, las palabras se atascaban en su garganta y su mente se volvía un gran muro en blanco. Sabía perfectamente que sus cuentos siempre llevaban algo escondido, un recuerdo, un sentimiento. Le dolía y le costaba exteriorizar esas palabras que con tanta pasión escribía. No sólo le pasaba con los cuentos. En realidad, esa fue la gota que colmó el vaso para ser consciente de que así como le sucedía con un simple cuento para dormir a un niño, también le sucedía en el momento de tener que expresar, todo lo demás. Nunca supo dejar que las palabras fluyeran así como se escribían en un papel. Su mayor terapia, su mayor desahogo, ese cuaderno que llevaba siempre con ella, pero que no dejaba leer a nadie. Las historias seguían c

La deriva

 Las palabras no nacen de la lógica, salen del corazón.  Por eso ella no encontraba las palabras para definir sus sentimientos, opiniones, porque su cabeza no podía meterse donde mandaba su corazón. Siempre pensó que no tenía la capacidad suficiente para expresarse, para hacerse entender. Tampoco le importaba no ser comprendida, pero quizás sí necesitaba que la escucharan, aún cuando no estuviese diciendo nada. Le parecía increíble cómo algunas personas no eran capaces de ver el lenguaje corporal de otras, cómo creían en palabras sin fijarse en algo tan importante como lo es una mirada, la postura. Ella leía a las personas pensando en que tal vez el resto también era capaz de leerla a ella, o que por lo menos le pasaría algún día.  ¿Pero cómo iban a conseguir los demás lo que ni ella misma era capaz de hacer?  No se comprendía, no le gustaban sus charlas internas y las evitaba a toda costa. No atendía a la razón porque le dolía, ignoraba sus sentimientos porque eran demasiado locos y p

Sensaciones

Lo que a ella le faltaba era ilusión, la cuál había sentido por pocas cosas en su vida, pero un día, de repente, surgió de nuevo. Se sentía animada, a nada le decía que no, y estaba dispuesta a todo para no decaer y que esa sensación de euforia que salió de la nada no se esfumara, como de costumbre. Decidió que quería reír, que quería bailar hasta no poder más y que no iba a rechazar ninguna idea loca, ya que eran las únicas que le venían a la cabeza y las que más ilusión le hacían. Le fue mucho mejor. Se enfocó en vivir su vida y los problemas que se le presentaban, y los que seguían ahí, quedaron en un segundo plano, se podían resolver solos. Era una nueva versión de sí misma, una versión que le encantaba y la que juró que permanecería, al fin y al cabo, tenía la sensación de poder hacer lo que quisiera y de ser la persona que le diera la gana de ser, y no la que todo el mundo que la conocía se esperaba que fuera. Que le den por culo a todo. Era su frase favorita. A algunos les pa

Stand By

Cuántas veces habrá fantaseado escuchando esa canción. Relacionándola con su vida en ese momento. siempre en estado de espera. Deseaba de verdad marcharse a ver el mundo, suponiendo, como en la canción, que nadie estaría esperándola. Deseaba con todas sus fuerzas hacer algo, porque más tiempo estando en ese infinito Stand by la volvía loca. Se preguntaba a qué demonios estaba esperando, día tras día como una imbécil, deseando que pasara algo nuevo, como si la vida fuera una película. Con todo el agobio y el estrés que estaba pasando. sólo la aliviaba refugiarse en sus mejores recuerdos, esperando volver a vivirlos de un momento a otro. Y se repetía una y otra vez la misma canción. Dos, tres, cuatro veces seguidas esperando liberar la angustia de su pecho. Ella quería vivir libre, sin preocupaciones, en una isla desierta o a lo mejor en una casita perdida en medio del monte, esos sueños locos que se suelen tener cuando uno quiere paz. Sentía que el tiempo se le acababa a cada moment

Era

Ella. No estaba feliz, tampoco triste. Simplemente era. Escuchaba a Lana del Rey mientras el humo inundaba sus pulmones. A veces una lágrima se escurría por su cara. Se sentaba al lado de la ventana y se quedaba ahí, observando el mundo. Los árboles se agitaban, miles de coches pasaban a toda velocidad y la gente, la gente caminaba a toda prisa. Nadie miraba a nadie, sólo se fijaban en las pequeñas pantallas que tenían entre las manos. Entre tanto ella se preguntaba por qué con la cantidad de gente que había, alguien se había fijado en ella. Será que ese alguien, como ella, no miraban pantallas y caminando por la calle buscaban los ojos de la gente, lo cual es toda una osadía. Un repiqueteo en el cristal. Comenzó a llover. Ella seguía recordando lo que en algún momento ella consideró felicidad. Una sonrisa de oreja a oreja se reflejó en el cristal, y el sonido de un cigarro consumiéndose era lo único que se oía. “Volverán esos días”, pensó. Y nunca había estado tan segura de algo en

Si supieras

Si supieras lo que va a pasarte en un futuro, si tuvieras un libro en el que está escrita toda tu vida, ¿lo leerías? ¿Serías capaz de ver tu vida sabiendo que no puedes cambiar nada de lo que te puedas encontrar? Dudo que pudieras vivir a sabiendas de que vas a sufrir. Pero también de que vas a reír, vas a llorar de felicidad, tristeza, rabia. Dudo que pudieras vivir sabiendo lo que te espera y que pudieras seguir como si nada. Sería aburrido, muy aburrido. ¿Serías capaz de ser la misma persona sabiendo cómo, cuándo y de quién te vas a enamorar? ¿Serías capaz de afrontar cada ruptura, cada palo que te lleves? Es muy típico decir después de cada chasco: si lo hubiera sabido... Si lo hubieras sabido lo habrías hecho igual, sólo porque sabrías que antes del momento malo había momentos realmente buenos. Si supieras que la vida puede cambiar de un momento a otro, preguntándote todos los por qués y los cómo de tanto revés... Pero joder, eso ya lo sabes. Sabes que la vida no es de color d